El sexto día es nuestro último día pedaleando, ya que los dos días restantes por tierras marroquís los usaremos para viajar en taxi desde Ljoukak a Marrakech (en bici nos llevaría demasiado tiempo) y hacer algo de turismo allí antes de volver a España.
A pesar de haber tenido que hacer vivac, el agotamiento del día anterior nos ha permitido dormir y descansar perfectamente, casi como si hubieramos estado en un hotel de 5 estrellas :-D
Aún así, oímos perfectamente el cántico religioso que siempre tienen alrededor de las 5 de la mañana en las mezquitas, esta vez situada a escasos metros de donde estamos nosotros.
La muñeca no me duele, siempre y cuando la mantenga inmovilizada. En una etapa por pista o camino no habría podido continuar ya que los baches me obligarían a mover la mano y hacer fuerza con ella sobre el manillar, sin embargo la etapa de hoy es por carretera, con un firme en condiciones para poder apañarme y continuar.
Estamos recogiendo nuestro "dormitorio" cuando las puertas que tenemos detrás nuestra comienzan a abrirse. Resulta que son las puertas de una tienda, una especie de ferretería, donde Paco ya aprovecha y compra un cortauñas.
Desayunamos zumos y leche que compramos en la tienda del día anterior y comenzamos la etapa, esta vez bien prontito, ya que los primeros rayos de sol nos han hecho despertar mucho antes de lo habitual. Conseguiremos hoy por fin llegar a nuestro destino (Ljoukak de nuevo) de día????
Tenemos unos 10 kilómetros más o menos llanos y con rectas largas hasta comenzar la dificultad del día, el Tizi n'Test, un puerto de nada menos que 36 kilometros...
Ya en los primeros 10 kilómetros me siento algo flojo, con menos fuerzas de lo habitual, y teniendo en cuenta todo lo que queda por delante prefiero subir a un ritmo más tranquilo que el que llevan Oscar y Paco. Creo que la escasa cena del día antes y la falta de hidratos de carbono tienen mucho que ver.
Rober también viene conmigo, lo cual me viene muy bien al ir charlando durante todo el trayecto, haciendo el sufrimiento más llevadero :)
A los 20 kilómetros de comenzar el puerto nos encontramos una especie de caseta donde venden bebidas y alguna cosa de alimentación. Allí están Oscar y Paco que han parado para esperarnos.
Compramos unas botellas de agua, que ya no nos queda nada, hace calor y aún nos quedan más de 15 kilómetros.
A estas alturas ya tengo controlada una posición cómoda para la muñeca que no me provoca dolor.
Tras cuatro horas sin parar de subir, por fin logramos llegar a la cumbre, donde ahora sí que hace fresquito... Hemos pasado de los 600 metros de Khemis a los 2.100 de la cima de Tizi n'Test.
Ahora viene lo mejor, nos quedan casi 40 kilómetros de bajada... Oscar, Rober y Paco tiran delante, yo tengo que ir más despacio para no hacer fuerza en la muñeca.
Por lo que me dice Rober más adelante, en una de las aldeas por las que pasamos unos niños les tiran piedras, cosa que ya pasó uno de los días pasados. Por suerte parece que no tienen demasiada puntería :-)
A falta de unos 10 o 12 kilómetros para llegar a Ljoukak paramos a comprar pan, latas de atún, yogures y unas manzanas en una de las típicas tiendas que ya tan acostumbrados estamos a ver en este viaje, una especie de casa sin apenas otros edificios alrededor.
Nos sentamos a comer el embutido que aún nos queda con el resto de cosas que hemos comprado en unas mesas de plástico que hay al lado de la tienda, a modo de terraza de bar.
Continuamos ya del tirón hasta Ljoukak. Por curiosidad pasamos antes por el albergue donde dos días antes ya no había sitio pero nos parece peor que el que ya conocemos y decidimos repetir en él.
Nada más llegar nos preparan un te con unos ricos dulces caseros, que bien nos trata esta gente, creo que ha sido el mejor sitio de todo el viaje.
Después de una buena ducha (vaya como la necesitabamos..) tenemos ya preparada la cena.
Esta vez tenemos una ensalada de pimiento y tomate muy picado de primero y como no, taiyin de segundo, eso sí, más rico que el del otro día.
El track de esta etapa:
Al día siguiente, tras el desayuno (igual que el de la vez anterior) preparamos todo para salir hacia Marrakech en el taxi que el dueño de la casa nos ha conseguido por 500 dirhams.
Cuando vemos el taxi nos quedamos a cuadros... no sabemos como vamos a conseguir llegar los 4 con las bicis hasta allí... No es un coche ranchera o furgoneta, es un mercedes antiguo de los normales.
De todas las combinaciones posibles elegimos la de de subir las cuatro bicis a la baca, poniendo las esterillas entre bici y bici para evitar golpes, y las alforjas y equipaje al maletero.
Nos quedan 120 kilómetros por delante hasta Marrakech, sin cinturón, porque cuando estoy tratando de ponérmelo (está enganchado y no desliza) el conductor me dice que no me lo ponga, con la excusa de que no hace falta. La realidad es que no funciona y está allí de adorno.
De vez en cuando se oye el ruido de algo que golpea con la chapa del techo del coche. Será alguna bici??? tal y como están colocadas no sería extraño que se cayeran.... :-S
Al final el conductor acaba parando para investigar la causa del ruido. Es la antena, que al estar doblada bajo una de las bicis en los baches golpea con la chapa del coche.
Al loro al hombre que aparece por la parte trasera de la furgo en marcha.... |
Después de dos horas y media de viaje llegamos al parking de taxis de las afueras de Marrakech desde donde marchamos con las bicis hasta el hotel para emplear la tarde y el día siguiente hasta la hora de marchar al aeropuerto haciendo turismo del tradicional.
La última anécdota del viaje ocurre en el aeropuerto, donde me da un corte de digestión antes de facturar. Las paso canutas, con escalofrios y varias visitas al baño. Por suerte, antes de embarcar en el avión me recupero y puedo hacer un viaje tranquilo.
Colorín, colorado esta aventura se ha acabado!!!
Una experiencia inolvidable, con una compañía inmejorable. Pensando en la siguiente.....
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